Description
Al verlo en su hábitat natural, el Kakodemon era mucho más grande de lo que imaginabas; era terrorífico.
El primero que viste flotaba mientras desgarraba una pared, hecha de restos humanos, para alimentarse. Su piel, roja como la sangre venosa, se retorcía y se abultaba. Tiempo después descubrirías que su piel era una membrana que contenía a las almas de las que se había alimentado.
Cuando cantaba, miles de lamentos explotaban entre sus fauces, y las ondas de choque destruían la materia viva.