Description
En Niferaka también hay océanos. Llevas varios días, si es que el concepto de día tiene algún sentido allí, perdido en un océano aceitoso con una rocambolesca embarcación.
Bajo la superficie, las sombras alargadas de seres que prefieres no contemplar. Más allá de la druma, una niebla morada en la que se escucha constantemente una percusión, distingues una elevación. Al acercarte ves una cueva por la que penetras en la oscuridad.
Arriba, en el techo, algo se estira y te mira sonriente. Es el dios de aquel océano, que está hecho de lágrimas. Ahora tendrás que recitar “El Poema”.