—¿Seguro que no quieres que te diseñe un sombrero? —dice Hatter.
Niegas con la cabeza; sabes qué tipo de sombrero te prepararía. Quizás alguno que implique taladrarte la cabeza o coserte algún tipo de artefacto opresivo que acabe reventando tu cráneo.
Sigues tu camino, no sin agradecer a Hatter el maravilloso tentempié a base de gusanos; te estás acostumbrando a la comida del lugar.
Él se queda solo, bebiendo líquidos ignominiosos frente a la mesa hecha de un ser blanco y puro, disecado y laminado.
€0.00