Description
A pesar de tu rango, te ha costado muchos sacrificios (literalmente) que la madre de los kakodemonios te reciba. Cuando el enorme edificio de carne abre su caja torácica para que entres, la ves.
Miras al suelo. Solo ha sido un segundo, pero ha sido suficiente para que tu interior se congele de terror; los rumores eran más que ciertos. Cualquier otro humano habría perecido instantáneamente, pero consigues aguantar, no sin sentir náuseas.
Entras a su estancia, que huele a carne fresca, y te postras. Estás en una superficie gelatinosa y roja, sangre coagulada. Notas que te observa con sus múltiples ojos, el roce de uno de sus apéndices en tu cabeza y empiezas a temblar.
Has sido aceptado. La sangre empieza a licuarse. Te hundes. Empieza el segundo viaje.